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Jean Philiphe Rameau
Obras musicales del compositor: Jean Philiphe Rameau (26)
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Jean Philippe Rameau (Dijon, 25 de septiembre de 1683 - París, 12 de septiembre de 1764) fue un compositor, clavecinista y teórico musical francés, muy influyente en la época barroca. Reemplazó a Jean-Baptiste Lully como el compositor dominante de la ópera francesa y fue duramente atacado por aquellos que preferían el estilo de su predecesor. Falleció en 1764, apenas un mes antes de que otro gran músico francés, Jean-Marie Leclair, muriera asesinado en un otoño aciago para la música.

La obra lírica de Rameau —a la que comenzó a dedicarse casi a los 50 años y que consta de 31 obras— constituye la mayor parte de su contribución musical y marca el apogeo del Clasicismo francés, en una época en que esos cánones se opusieron con fuerza a los de la música italiana, hasta bien entrado el siglo XVIII. Su obra más conocida es la ópera-ballet Les Indes galantes (1735), aunque suyas son algunas de las obras maestras del teatro lírico francés, como las tragedias Hippolyte et Aricie (1733), Castor et Pollux (1737), Dardanus (1739 y 1744) y Zoroastre (1749); las óperas-ballets, Les Fêtes d'Hébé (1739) y La Princesse de Navarre (1745); o la comedia Platée (1745). Sus obras líricas permanecieron olvidadas durante casi dos siglos, pero desde mediados del siglo XX se benefician del movimiento general de redescubrimiento de la música antigua.

Sus obras para clavecín, sin embargo, han estado siempre presentes en el repertorio —Le Tambourin, L'Entretien des Muses, Le Rappel des Oiseaux, La Poule— y fueron interpretadas (al piano) en el siglo XIX, de igual modo que las obras de Bach, Couperin o Scarlatti.

Rameau es generalmente considerado como el músico francés más importante anterior al siglo XIX y como el primer teórico de armonía clásica: sus tratados, a pesar de algunas imperfecciones, fueron hasta principios del siglo XX obras de referencia.

La vida de Rameau, en general, es poco conocida, especialmente su primera mitad, los cuarenta años que precedieron a su instalación de forma definitiva en París hacia 1722. Era un hombre reservado e incluso su propia mujer no sabía nada de esos años, de ahí la escasez de elementos biográficos de los que se dispone.

Séptimo hijo de una familia de once —cinco niñas y seis niños—, Jean-Philippe fue bautizado en la Iglesia de Saint-Étienne de Dijon el 25 de septiembre de 1683, el mismo día de su nacimiento.6 Su madre, Claudine de Martinécourt, era hija de un notario, miembro de la pequeña nobleza, y su padre, Jean Rameau, primer músico de la familia, era organista en las iglesias de Saint-Étienne y Saint-Bénigne de Dijon. Formado musicalmente por él, Jean-Philippe aprendió las notas antes incluso que a leer.

Estudió en el colegio jesuita de Godrans, aunque no permaneció mucho tiempo en las aulas: inteligente y despierto, nada le interesaba aparte de la música. Sus estudios generales se atascaron y tuvo unos resultados tan desastrosos que los propios profesores solicitaron a su padre que los abandonase, padeciendo siempre de una deficiente expresión escrita. Su padre quería que fuera magistrado, pero Jean-Philippe decidió por sí mismo ser músico. Su hermano más pequeño, Claude Rameau, precozmente dotado para la música, también acabará ejerciendo esta profesión, aunque con mucho menos éxito.

A los 18 años su padre le envió a Italia para perfeccionar su educación musical: no fue más allá de Milán y no se conoce nada de esta corta estancia,8 puesto que apenas tres meses después Rameau estaba de regreso en Francia. Más adelante confesará arrepentirse de no haber permanecido más tiempo en Italia, donde «habría podido perfeccionar su gusto» ("il aurait pu perfectionner son goût").

Hasta los 40 años, su vida está hecha de mudanzas incesantes y mal conocidas: después de su regreso a Francia habría formado parte, como violinista, de una troupe milanesa de músicos ambulantes —Marsella, Lyon, Nimes, Albi, Montpellier—; luego habría residido en Montpellier; en enero de 1702, Jean-Philippe se encontraba como organista interino en la catedral de Avignon (a la espera de su nuevo titular, en abril, Jean Gilles); y desde el mes de mayo siguiente, ya estaba en Clermont-Ferrand, donde obtuvo el puesto de organista de la catedral para un periodo de seis años.

PRIMERA ESTANCIA EN PARÍS

El contrato no iba a finalizarse, ya que Rameau estaba en París en 1706, como lo prueba la página del título de su «Livre de pièces de clavecin», designándole como «organiste des jésuites de la rue Saint-Jacques et des Pères de la Merci». Según toda apariencia, en esa época frecuentó a Louis Marchand, habiendo alquilado un apartamento cerca de la Chapelle des Cordeliers, en la que éste último era organista titular.

Marchand había sido anteriormente —en 1703— organista de la iglesia de los jesuitas de la rue Saint-Jacques, un puesto en el que Rameau fue su sucesor. El «Livre de pièces de clavecin», primera obra publicada de Rameau, manifiesta la influencia que en él debió ejercer este colega de más edad.11 En septiembre de 1706, Jean-Philippe se presentó al puesto de organista de la Iglesia Sainte-Marie-Madeleine-en-la-Cité, dejado vacante por François d'Agincourt, que fue llamado a la Catedral de Ruan. Elegido por el jurado, finalmente rechazó el puesto —asignado a Louis-Antoine Dornel— por no querer abandonar sus dos otros empleos de organista. En 1707 se publicó un aria suya, «Un duo paysan» en «Les Airs sérieux et à boire», en la editora Ballard. Aparentemente, Rameau todavía permanecía en París en julio de 1708. Es curioso que, después de haber ejercido las funciones de organista durante la mayor parte de su carrera, apenas haya dejado ninguna pieza para este instrumento.

RETORNO A PROVINCIAS

En 1709, Rameau regresó a Dijon para hacerse cargo, el 27 de marzo, de la sucesión de su padre en el órgano de la catedral. Aquí también el contrato era por seis años, pero tampoco se iba a cumplir, pues en julio de 1713, Rameau estaba en Lyon como organista de la Iglesia de los Jacobinos. Hizo una corta estancia en Dijon cuando falleció su padre en diciembre de 1714 y aprovechó para asistir a la boda de su hermano en enero de 1715, retornando luego a Lyon.

En todo caso, regresó a Clermont-Ferrand y allí estaba al menos desde el mes de abril, provisto de un nuevo contrato en la catedral, esta vez para un largo período, veintinueve años. Su primer biógrafo, Hugues Maret, cuenta la anécdota divertida de la forma en que consiguió librarse de su compromiso: Rameau deseaba irse, pero el Cabildo se oponía; entonces, durante una misa, el compositor improvisó la peor música posible, en un estilo entrecortado y usando muchas disonancias. Fue tan insoportable que le pidieron parar. El Cabildo le sancionó, pero él respondió que en adelante tocaría siempre así hasta que le fuera concedida la libertad. Al Cabildo no le quedó más remedio que aceptar. (Esta misma anécdota se atribuye también a su hermano Claude.)

Permanecerá allí solamente ocho años, en los que probablemente compuso algunos motetes y sus primeras cantatas, y maduró las ideas que darían lugar a la publicación en 1722 de su «Traité de l'harmonie réduite à ses principes naturels». La portada de la obra le describe como «organiste de la cathédrale de Clermont». Este tratado, en el que de hecho llevaba reflexionando desde su juventud, situó a Rameau como un músico erudito. Suscitó numerosos ecos en los medios científicos y musicales franceses, e incluso más allá de sus fronteras.

SIETE AÑOS DE SILENCIO

Tras algunos años en que compuso una obra maestra tras otra, Rameau desapareció misteriosamente durante seis años de la escena lírica, y casi de la escena musical, puesto que no estrenó nada salvo en 1744 esa nueva versión de Dardanus.

No se sabe la razón de este repentino silencio, aunque pudiera deberse a un desacuerdo con las autoridades de la Académie Royale de Musique. Rameau se consagró probablemente a su puesto de director de orquesta de La Pouplinière, pues en esa época, sin duda, había dejado ya todos sus puestos como organista (el último, en 1738, el de la iglesia de la Sainte-Croix de la Bretonnerie). No escribió tampoco ningún escrito teórico más y parece que sólo compuso en esos años las Pièces de clavecin en concert, nacidas probablemente de conciertos organizados en casa del «Fermier-général» y que es la única incursión de Rameau en el campo de la música de cámara.

En 1740 nació su tercer hijo, Alexandre, y el padrino fue La Pouplinière. El niño murió antes de 1745. La última hija, Marie-Alexandrine nació en 1744. A partir de ese mismo año, Rameau y su familia tendrán un apartamento en el Palacio del «Fermier-général», en la rue de Richelieu: dispusieron de él durante doce años, aunque probablemente conservaron su propio apartamento de la rue saint-Honoré. Pasarán también todos los veranos en el castillo de Passy adquirido por La Pouplinière, donde Rameau se hará cargo del órgano.

Jean-Jacques Rousseau llegó a París en 1741 y fue introducido en casa de La Pouplinière, en 1744 o 1745, por mediación de una prima de Madame de la Pouplinière. Aunque admirador de Rameau, fue recibido sin simpatía y con un cierto desprecio por éste, ya que persiguía a la dueña de la casa, entonces el mejor sustento del compositor. Rousseau estaba muy orgulloso de la invención de un sistema cifrado destinado a anotar la música, mucho más simple, según él, que el sistema tradicional de la «portée». Rameau no tardó en refutarle, por razones prácticas que el inventor estuvo obligado a admitir. Habiendo asistido en casa del «Fermier-général» a la representación de una ópera, Les Muses galantes, de la que Rousseau se presentaba como autor, Rameau lo acusó de plagiario, habiendo descubierto entre diferentes partes de la obra desigualdades de calidad musical que suponía debidas a diferentes manos. La animosidad nació entre ambos de este primer contacto y no hizo sino crecer en los años venideros.

ÚLTIMOS AÑOS

En 1753 La Pouplinière toma como amante a una músico intrigante, Jeanne-Thérèse Goermans —hija del conocido fabricante de clavecines Jacques Goermans—, que se hace llamar Madame de Saint-Aubin por estar casada con un aprovechado que la deja en brazos del rico financiero. Ella hizo el vacío alrededor de Rameau e incluso consiguió que La Pouplinière contratase a Stamitz: fue la ruptura con Rameau que, por cierto, no necesitará más del sustento financiero de su antiguo amigo y protector.

Rameau prosiguió sus actividades de teórico y de compositor hasta su muerte. Vivió con su mujer y dos de sus hijos en un gran apartamento de la rue des Bons-Enfants, de donde salía cada día, perdido en sus pensamientos, a dar su paseo en solitario por los cercanos jardines del Palais-Royal o de las Tullerías. Encontraba a veces al joven Chabanon que escribirá más tarde su elogio fúnebre y que ha recogido algunas de sus raras confidencias, ya entonces muy decepcionado:

"Día a día adquiero más gusto, pero no tengo más genio" o "La imaginación está gastada en mi vieja cabeza, y no se es sabio cuando se quiere trabajar a esta edad en las artes que son enteramente imaginación". («De jour en jour j'acquiers du goût, mais je n'ai plus de génie…» o «L'imagination est usée dans ma vieille tête, et on n'est pas sage quand on veut travailler à cet âge aux arts qui sont entièrement d'imagination…»)

Sus piezas continuaron siendo representadas, a veces por deferencia hacia el viejo compositor, que en 1757 cierra un contrato de exclusividad con la Académie Royale de Musique —dirigida por Rebel y Francœur— que le asegura una pensión anual de 1.500 libras. En 1756 se programa una segunda versión de Zoroastre. En 1757, se representa Anacréon, una nueva «entrée» añadida a Les Surprises de l'Amour. En 1759 se repone con gran éxito, Dardanus y, en 1760, se estrena Les Paladins, comedia-ballet en un estilo renovado que sirvió, sin embargo, para seguir ajustando cuentas, por escrito, con la «Encyclopédie» y los filósofos. En 1761 Rameau es nombrado miembro de la Académie de Dijon.

Sus últimos escritos, en especial «L'Origine des sciences», estuvieron marcados por su obsesión de hacer de la armonía la referencia de toda ciencia, lo que propició la opinión de Grimm que habló de chochez («radotage») del «vieux bonhomme». Pero Rameau aún conservaba toda su lucidez y compuso, con más de 80 años su última tragedia en música, Les Boréades, una obra de gran novedad pero de una novedad que no va en la dirección que toma entonces la música. En la primavera de 1764 Rameau fue nombrado «chevalier de l'Ordre de Saint-Michel» y comenzó los ensayos de Boréades, pero la obra, por razones desconocidas, no será representada. Rameau falleció de una «fiebre pútrida» el 12 de septiembre de 1764 y Les Boréades debieron esperar más de dos siglos su estreno triunfal en Aix-en-Provence en 1982.

Al día siguiente, 13 de septiembre, se enterró al gran músico en la Iglesia de san Eustaquio de París. Varias ceremonias de homenaje tuvieron lugar en los días siguientes en París, Orléans, Marsella, Dijon y Ruan. Los elogios fúnebres, escritos por Chabanon y Maret, fueron publicados por el «Mercure de France». Su música de escena, como la de Lully, continuó siendo programada hasta el final del Antiguo Régimen, y después desapareció del repertorio durante más de un siglo.

* Información obtenida de Wikipedia.

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