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Nicolai Rimsky Korsakov
Obras musicales del compositor: Nicolai Rimsky Korsakov (28)
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Nacionalismo
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 • Sinfonías1
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Nicolai Rimsky Korsakov, 1844-1908 fue un compositor, director de orquesta y pedagogo ruso miembro del grupo de compositores conocido como Los Cinco. Fue un maestro de la orquestación. Sus obras orquestales más conocidas, el Capricho español, la Obertura de la gran Pascua rusa y la suite sinfónica Scheherezade, son considerados obras principales del reportorio de música clásica, así como las suites y fragmentos de alguna de sus quince óperas. Scheherezade es un ejemplo del recurso frecuente que hacía a los cuentos de hadas y temas populares.

Rimski-Kórsakov creía firmemente en el desarrollo de un estilo nacionalista de música clásica, al igual que su colega compositor Mili Balákirev o el crítico Vladímir Stásov. Este estilo emplea canciones populares tradicionales rusas así como elementos armónicos, melódicos y rítmicos exóticos, práctica conocida como orientalismo musical, absteniéndose del empleo de los métodos compositivos tradicionales occidentales. Sin embargo, Rimski-Kórsakov llegaría a valorar dichas técnicas occidentales al ocupar el puesto de profesor de composición, armonía e instrumentación (orquestación) musical en el Conservatorio de San Petersburgo en 1871. Con objeto de perfeccionarse de manera autodidacta se entregó al estudio de la armonía y el contrapunto occidentales, incorporando al mismo tiempo las influencias de Mijaíl Glinka y el resto de compañeros de Los Cinco. Sus técnicas compositivas y de orquestación se vieron enriquecidas más aún con su descubrimiento de las obras de Richard Wagner.

Durante la mayor parte de su vida, Rimski-Kórsakov combinó la composición y la enseñanza con la carrera militar, primero como oficial de la marina imperial de Rusia, luego como inspector civil de bandas de música navales. Escribió en sus memorias que la pasión por el océano nació en su niñez, al leer libros y escuchar las hazañas de su hermano mayor en la marina. Su amor por el mar pudo haberle influido para esribir dos de sus obras orquestales más conocidas, el cuadro musical Sadkó (no confundir con su ópera posterior del mismo nombre) y Scheherezade. A través de su servicio como inspector de bandas navales, Rimski-Kórsakov expandió su conocimiento sobre aspectos técnicos de los instrumentos de viento-madera y metal, perfeccionando así sus habilidades en el campo de la orquestación. Transmitió en vida todos sus conocimientos a sus estudiantes y además póstumamente a través de un manual sobre orquestación que fue finalizado por su yerno Maksimilián Steinberg.

Rimski-Kórsakov legó para la posteridad una gran cantidad de composiciones nacionalistas rusas de gran creatividad y originalidad. Además, realizó arreglos de las obras de Los Cinco con el fin de poder ser interpretadas en público, convirtiéndolas en parte del repertorio clásico (aunque existe controversia acerca de sus correcciones en las obras de Modest Músorgski) y formó una generación de jóvenes compositores y músicos durante las décadas que ejerció como pedagogo. Rimski-Kórsakov es, por tanto, considerado el «principal arquitecto» de lo que el público aficionado a la música considera el estilo ruso de componer. El estilo de Rimski-Kórsakov se basaba en el de Glinka, Balákirev, Hector Berlioz y Franz Liszt, «transmitiendo este estilo directamente a dos generaciones de compositores rusos» e influyendo en compositores no rusos, tales como Maurice Ravel, Claude Debussy, Paul Dukas y Ottorino Respighi.

Rimski-Kórsakov nació en Tijvin, doscientos kilómetros al Este de San Petersburgo, en el seno de una familia aristocrática con antecedentes militares. Su hermano mayor, Voin, veintidós años mayor que él, fue un conocido navegante y explorador marino.

Rimski-Kórsakov hace referencia en sus memorias que su madre tocaba un poco el piano y su padre sabía tocar de oído algunas piezas en este instrumento. Según el musicólogo Abraham, Rimski-Kórsakov heredó la tendencia de su madre de tocar demasiado despacio. A la edad de seis años, empezó a tomar clases de piano de varios profesores locales y mostró talento para destrezas auditivas, pero demostró una falta de interés, tocando, como más tarde escribiría: «mal, de manera descuidada,[...] manteniendo un tempo correcto a duras penas».

En el periodo en que iba a la escuela, Rimski-Kórsakov tomó lecciones de piano de un hombre llamado Ulij. Estas clases recibieron la aprobación de Voin, director de la escuela en aquel entonces, porque ayudarían al joven a desarrollar sus habilidades sociales y a superar su timidez. Rimski-Kórsakov escribe que mientras se mostraba «indiferente» a las lecciones, creció dentro de él el amor por la música, fomentada por las asiduas visitas a la ópera y, más adelante, a conciertos orquestales. Ulij se dio cuenta de que tenía un verdadero talento musical y le recomendó un nuevo profesor, F. A. Canille (Théodore Canillé). Empezó las lecciones de piano y composición en otoño de 1859 con Canille, del que más tarde diría ser el motivo por el que dedicó toda su vida a la composición. Gracias a Canille pudo acceder a una gran cantidad de música nueva para él, incluyendo la de Mijaíl Glinka y Robert Schumann. A pesar de que ahora al joven músico le gustaban las clases de música, Voin las canceló cuando Rimski-Kórsakov contaba con diecisiete años, al no parecerle ya de utilidad práctica. Canille le pidió a Rimski-Kórsakov que continuara yendo a su casa cada domingo, no para clases formales sino para tocar duetos y hablar de música. En noviembre de 1861, Canille presentó al joven de dieciocho años a Mili Balákirev. Balákirev a cambio le presentó a César Cui y Modest Músorgski; estos tres hombres eran ya conocidos compositores a pesar de estar en la veintena. Rimski-Kórsakov posteriormente escribió: «¡Con que deleite escuchaba discusiones de temas de verdad [cursiva enfática de Rimski-Kórsakov] sobre instrumentación, escritura de partes, etc.! ¡Y además, la mayor parte de lo que se hablaba era sobre asuntos musicales de actualidad! De golpe me sumergí en un nuevo mundo, desconocido para mí, del cual sólo había oído hablar en la sociedad de mis amigos diletantes. Me causó una gran impresión».

Balákirev animó a Rimski-Kórsakov a que compusiera y le enseñó lo básico para empezar aprovechando el tiempo que no pasaba en alta mar. Balákirev también le urgió a que se enriqueciera leyendo libros de historia, literatura y crítica literaria. Cuando le mostró a Balákirev los primeros compases de una sinfonía en mi bemol mayor que había compuesto, éste insistió en que debía seguir trabajando en ella a pesar de su desconocimiento de las formas musicales. Durante dos años y ocho meses Rimski-Kórsakov navegó en el velero clíper Almaz. A finales de 1862, ya había completado y orquestado tres movimientos de la sinfonía.8 nota 3 Compuso el movimiento lento durante una escala en Inglaterra y le envió por correo la partitura a Balákirev antes de volver a alta mar.9 Al principio, el trabajo en la sinfonía mantuvo al joven ruso ocupado durante su travesía. Compró partituras en cada puerto en el que hacían escala, así como un piano para interpretarlas y ocupaba sus horas de ocio estudiando el tratado de orquestación de Berlioz. Encontró tiempo para leer las obras de Homero, William Shakespeare, Friedrich Schiller y Johann Wolfgang von Goethe, y visitó Londres, las Cataratas del Niágara y Río de Janeiro durante sus paradas a puerto. Finalmente, la falta de estímulo musical exterior apagó las ansias de aprender del joven marinero y le confesó a Balákirev que tras dos años en el mar había descuidado sus clases de música por meses. «La idea de ser un músico y compositor poco a poco fue perdiendo fuerza», recordaría posteriormente, «las tierras lejanas me empezaron a seducir, de alguna forma, aunque, siendo sincero, el servicio naval nunca me gustó mucho y a duras penas se adecuaba a mi forma de ser».

GUIADO POR BALÁKIREV Y TIEMPO CON LOS CINCO

Una vez de vuelta en San Petersburgo en mayo de 1865, las obligaciones tierra adentro de Rimski-Kórsakov consistían en un par de horas de tareas de oficina cada día, pero recordaba que su deseo de componer «había sido reprimido [...] ya no tengo ningún interés por la música».1 En sus memorias cuenta que el contacto con Balákirev en septiembre de 1865 lo alentó «a habituarse a la música para más adelante sumergirse de lleno en ella». Siguiendo una indicación de Balákirev, compuso el trío restante del scherzo de su Primera Sinfonía, que todavía no tenía hasta entonces, y revisó la orquestación por completo. Tuvo lugar su estreno en diciembre de ese año bajo la dirección de Balákirev en San Petersburgo. Hubo una segunda interpretación en marzo de 1866 bajo la batuta de Konstantín Liádov (padre del compositor Anatoli Liádov).

El intercambio epistolar entre Rimski-Kórsakov y Balákirev claramente muestra que algunas de las ideas para la sinfonía surgieron gracias a Balákirev. Balákirev siempre iba más allá y no se limitaba a corregir la pieza musical, recomponiéndola al piano en algunas ocasiones.9 Rimski-Kórsakov recordaba lo siguiente:

Un alumno como yo tenía que presentar a Balákirev una propuesta de composición en forma embrionaria, esto es, aunque fueran tan sólo los primeros cuatro u ocho compases. Inmediatamente Balákirev se dedicaba a hacer correcciones, indicando como rehacer dicho embrión: la examinaba de arriba a abajo, alabando y ensalzando los primeros dos compases, pero censuraba los siguientes dos, los ridiculizaría y hacía todo lo posible para que el autor se sintiera a disgusto con ellos. Que la composición fuera viva y fértil no siempre era un factor a favor, se requerían frecuentes correcciones y la tarea de componer se alargaba durante un largo periodo de tiempo bajo el frío control de la autocrítica.

Mili Balákirev animó a Rimski-Kórsakov para que siguiera componiendo.

Rimski-Kórsakov recuerda que «Balákirev y yo nos llevábamos bastante bien y sin problemas. A instancias de él accedí de buena gana a reescribir los movimientos sinfónicos que compuse y logré acabarlos con la ayuda de sus consejos e improvisaciones». Aunque posteriormente a Rimski-Kórsakov la influencia de Balákirev le llegó a resultar agobiante y se desligó de él, esto no impidió que en sus memorias reconociera y alabara los talentos de su mentor como crítico e improvisador. Bajo la guía de Balákirev, Rimski-Kórsakov cambió su enfoque hacia otro tipo de composiciones. Comenzó una sinfonía en si menor, pero resultó ser demasiado parecida a la Novena Sinfonía de Beethoven y la abandonó. Completó una Obertura sobre tres temas rusos basándose en las oberturas sobre temas populares de Balákirev, así como una Fantasía sobre temas serbios, obras que se estrenaron en un concierto en honor de los delegados del Congreso Eslavo de 1867. En su artículo sobre el concierto, el crítico nacionalista Vladímir Stásov acuñaría la frase Mogúchaya kuchka para el círculo de Balákirev (Mogúchaya kuchka se suele traducir como «El Gran Puñado» o «Los Cinco»). Rimski-Kórsakov también compuso las versiones primigenias (serían posteriormente reivsadas) de Sadkó y Antar, que cimentaron su reputación como compositor de obras orquestales.

Rimski-Kórsakov se relacionaba y discutía sobre música con otros miembros de Los Cinco; criticaban las piezas de cada uno de ellos y colaboraban en la creación de nuevas obras. Se hizo amigo de Aleksandr Borodín, cuya música le «fascinaba». Cada vez pasaba más tiempo con Músorgski.9 Balákirev y Músorgski tocaban música para piano a cuatro manos, Músorgski a veces cantaba y continuamente opinaban sobre la música de otros compositores, siendo los gustos favoritos «cercanos a Glinka, Schumann y los últimos cuartetos de cuerda de Beethoven». Mendelssohn no era considerado de categoría elevada, Mozart y Haydn «estaban pasados de moda y componían una música ingenua» y J.S. Bach era pura matemática carente de sentimientos. Berlioz «era muy apreciado», Liszt era «un minusválido pervertido desde un punto de vista musical [...] una burda caricatura» y apenas se hablaba de Wagner.9 Rimski-Kórsakov «escuchaba estas opiniones con avidez y absorbía los gustos de Balákirev, Cui y Músorgski sin cuestionarlos ni ponerlos en duda». A menudo, las obras musicales discutidas «eran tocadas ante mí, pero sólo algunos fragmentos y no podía formarme una opinión en profundidad». Esto, escribe, no lo detuvo de aceptar estos juicios al pie de la letra y repetirlos «como si estuviera profundamente convencido de su verdad».

Rimski-Kórsakov fue especialmente apreciado dentro de Los Cinco y por todos aquellos que visitaban el círculo, debido a su talento como orquestador. Balákirev le pidió que orquestara un marcha de Schubert para un concierto en mayo de 1868; de Cui, su ópera William Ratcliff y de Aleksandr Dargomyzhski, cuyas obras eran muy apreciadas por Los Cinco y estaba a punto de fallecer, su ópera El convidado de piedra.

En el otoño de 1871, Rimski-Kórsakov se trasladó al anterior apartamento de su hermano Voin e invitó a Músorgski a que fuera su compañero de habitación. Llegaron a un acuerdo de trabajo que consistía en que Músorgski usaba el piano por las mañanas mientras éste trabajaba copiando u orquestando. Cuando éste se iba para realizar su trabajo de funcionario civil al mediodía, el piano quedaba entonces a disposición de Rimski-Kórsakov. El tiempo por las tardes se distribuyó de mutuo acuerdo.4 «Ese otoño e invierno los dos llegamos a un buen acuerdo», escribe Rimski-Kórsakov, «con un intercambio constante de ideas y proyectos. Músorgski compuso y orquestó el acto polaco de Borís Godunov y la escena popular "Cerca de Kromy". Yo orquesté y acabé mi Dama de Pskov».

CÁTEDRA, MATRIMONIO E INSPECCIÓN DE BANDAS

En 1871, el compositor, que contaba con 27 años, fue nombrado Catedrático de composición e instrumentación (orquestación) en el Conservatorio de San Petersburgo, así como director de la clase de orquesta.4 Mantuvo su puesto en el servicio naval activo e impartía sus clases en uniforme (los oficiales militares estaban obligados a llevar su uniforme durante todo el día, dado que se consideraba que siempre estaban en servicio).

Rimski-Kórsakov explica en sus memorias que Mijaíl Azanchevski, al tomar el puesto de director del Conservatorio ese año, quería sangre nueva para refrescar la enseñanza de esas asignaturas, y le había hecho una generosa oferta por sus servicios. El biógrafo Mijaíl Zetlin sugiere que Azanchevski había tenido un doble motivo. En primer lugar, Rimski-Kórsakov fue el miembro de Los Cinco menos criticado por sus oponentes e invitarlo a dar clases en el Conservatorio habría sido una manera segura de decir a todos los músicos serios que eran bienvenidos allí.5 En segundo lugar, la oferta pudo haber sido deliberada para exponerlo a un clima académico en el cual él compondría en un estilo occidental más conservador. Balákirev se oponía a la enseñanza académica de la música con tremendo vigor, pero lo animó a que aceptara el puesto para convencer a otros a que se unieran a la causa nacionalista musical.

La reputación de Rimski-Kórsakov en ese momento era la de un maestro de la orquestación, en base a sus obras Sadkó y Antar. Sin embargo, había compuesto esas obras en su mayor parte de manera intuitiva. Sus conocimientos de teoría musical eran elementales; nunca había escrito ningún contrapunto, no podía armonizar una simple coral ni siquiera sabía los nombres o intervalos de los acordes musicales. Nunca había dirigido una orquesta y la marina le había disuadido de que lo hiciera, porque no aprobaban que saliera al podio en uniforme. Consciente de sus limitaciones técnicas, Rimski-Kórsakov pidió consejo a Piotr Ilich Chaikovski, con el que había mantenido algún contacto ocasional. Chaikovski, a diferencia de Los Cinco, había recibido enseñanzas académicas de composición en el Conservatorio de San Petersburgo, y ejercía de catedrático de Teoría Musical en el Conservatorio de Moscú. Chaikovski le aconsejo que estudiara. Rimski-Kórsakov escribe que mientras daba clases en el Conservatorio pronto «¡me convertí posiblemente en su mejor pupilo [cursiva enfática de Rimski-Kórsakov], a juzgar por la cantidad y calidad de la información que me suministró!». Para preparase a sí mismo, y para mantenerse al menos un paso por delante de sus estudiantes, se tomó tres años sabáticos en los que no compuso nada propio, y estudió con asiduidad en casa mientras seguía impartiendo lecciones en el Conservatorio. De manera autodidacta aprendió de manuales de texto, y siguió una estricta rutina de componer ejercicios de contrapunto, fugas, corales y coros a cappela.

Rimski-Kórsakov finalmente llegó a ser un maestro excelente y un ferviente defensor de las enseñanzas académicas. Revisó todo lo que había compuesto anterior a 1874, incluso obras aclamadas por el público como Sadkó y Antar, en una búsqueda de la perfección que perseguiría hasta el final de su vida. Al haber sido asignado para dirigir los ensayos de la Clase de Orquesta, perfeccionó el arte de la dirección orquestal. Enfrentarse a las texturas orquestales como director y el hecho de tener que hacer arreglos adecuados de obras musicales para dicha clase, lo llevó a interesarse cada vez más en el arte de la orquestación, un área que le haría descuidar sus estudios como inspector de orquestas navales. La partitura de su Tercera Sinfonía, escrita justo después de haber completado su programa de tres años de superación personal, refleja la experiencia de sus prácticas con la orquesta.

La cátedra en el Conservatorio conllevó seguridad económica para Rimski-Kórsakov, lo cuál le indujo a asentarse y formar una familia. En diciembre de 1871 le pidió matrimonio a Nadezhda Purgold, con quién había mantenido una estrecha relación a través de las reuniones semanales de Los Cinco en la residencia de la familia Purgold. Contrajeron matrimonio en julio de 1872, siendo Músorgski el padrino. La familia Rimski-Kórsakov tuvo seis hijos; uno de los cuales, Andréi, se hizo musicólogo, se casó con la compositora Yulia Veisberg y escribió un estudio en varios volúmenes de la vida y obra de su padre.

Nadezhda llegó a ser tanto la compañera doméstica como musical de su marido, de la misma manera que Clara Schumann lo fue con su propio marido Robert. Era hermosa, capaz, voluntariosa y mucho más educada musicalmente que su marido al tiempo de conocerse, asistió al Conservatorio de San Petersubrgo a mediados de la década de 1860, recibiendo lecciones de piano de Antón Gerke (quien también tenía como alumno privado a Músorgski) y teoría musical de Nikolái Zaremba, quien también enseñó a Chaikovski. Nadezhda demostró ser una crítica de gustos finos y la más exigente con la obra de su marido; la influencia que ejerció sobre él en materias musicales fue lo suficientemente fuerte para que Balákirev y Stásov se preguntaran si ella lo estaba guiando por un camino distinto al de sus preferencias musicales. El musicólogo Lyle Neff escribe que, a pesar de que Nadezhda dejó su carrera compositiva al casarse con Rimski-Kórsakov, «influyó considerablmente en la creación de las tres primeras óperas [de Rimski-Kórsakov]. Viajaba acompañando a su marido, asistía a los ensayos y realizaba arreglos de sus composiciones y de otros compositores» para piano a cuatro manos, que tocaba con su esposo. «Dedicó los últimos años de su vida a poner en orden el legado literario y musical póstumo, estableciendo los cánones para la interpretación de sus piezas [...] y reuniendo y preparando material para un museo en su nombre».

En la primavera de 1873, la marina creó el puesto de Inspector Naval de Bandas y designó a Rimski-Kórsakov para el cargo. A pesar de que se manutvo en la nómina de la Marina y en las listas del Ministerio de la Marina, le dieron permiso para que dejara de prestar sus servicios militares. Como inspector, hacía visitas periódicas a las bandas navales de toda Rusia, supervisaba a los directores de las bandas y sus compromisos, revisaba su repertorio e inspeccionaba la calidad de sus instrumentos. Redactó un programa de estudios como complemento a los estudiantes de música que tenían una beca de la Marina en el Conservatorio e hizo de intermediario entre el Conservatorio y la Marina. El puesto de Inspector de bandas vino con una promoción a Asesor Colegiado, un rango de funcionario. «Me desprendí con alegría tanto de mi estatus militar como mi uniforme de oficial», escribió posteriormente. «Desde ese momento en adelante fui músico oficialmente y de manera indiscutible».

Rimski-Kórsakov se dedicó con celo a sus deberes y satisfizo el antiguo deseo de familiarizarse con la construcción y la técnica interpretativa de los instrumentos musicales. Estos estudios lo llevaron a escribir un libro de texto sobre orquestación. Usó los privilegios del rango para ejercitar y extender su conocimiento. Debatía sobre arreglos musicales para banda militar con los directores, animó y revisó sus esfuerzos, celebró conciertos para oír estas piezas y orquestó obras originales y de otros compositores para bandas militares.

En marzo de 1884, una orden imperial abolió el oficio de Inspector de bandas navales, y Rimski-Kórsakov quedó relevado de sus funciones. Trabajó a las órdenes de Balákirev en la Capilla de la Corte como director adjunto hasta 1894, lo que le permitió estudiar la música ortodoxa rusa. También impartió clases en la Capilla y escribió un manual sobre armonía para su empleo allí y en el Conservatorio.

RESPUESTA VIOLENTA Y LA NOCHE DE MAYO

Los estudios de Rimski-Kórsakov y su cambio de actitud hacia la educación musical provocaron el desdeño de sus colegas nacionalistas, que opinaban que estaba abandonando su herencia rusa para componer fugas y sonatas.Tras esforzarse «por meter el máximo contrapunto posible» en su Tercera Sinfonía, compuso obras de música de cámara adheridas estrictamente a modelos clásicos, incluyendo un sexteto de cuerdas, un cuartero de cuerdas en fa menor y un quinteto para flauta, clarinete, trompa, fagot y piano. Sobre el cuarteto y la sinfonía Chaikovski escribió a su mecenas Nadezhda von Meck que «estaban llenas de cosas inteligentes pero [...] estaban imbuidas de un carácter seco y pedante». Borodín comentó, tras escuchar su sinfonía, que estaba convencido de que «sentía que esta era la obra de un tipo alemán que llamaremos Herr Professor que se ha puesto sus gafas y está a punto de escribir Eine grosse Symphonie in C».

Según Rimski-Kórsakov, los otros miembros de Los Cinco mostraron escaso entusiasmo por la sinfonía, y menos aún por el cuarteto. Tampoco lo fue su debut en público como director en un concierto benéfico en 1874 en el cual dirigió a la orquesta con la nueva sinfonía, considerado positivamente por sus compatriotas rusos. Posteriormente escribiría que «comenzaron, de hecho, a mirarme por encima del hombro como si fuera una fracasado». Peor aún para el ruso fueron los débiles elogios dados por Antón Rubinstein, un compositor opuesto a la música y filosofía de los nacionalistas. Rimski-Kórsakov escribe que después de que Rubinstein escuchara el cuarteto, éste comentó que ya «podría llegar a algo» como compositor. Explica que Chaikovski continuó dándole apoyo moral, diciéndole que aplaudía sin reparos todo lo que hacía y admiraba tanto su modestia artística como su fuerte personalidad. De manera privada, Chaikovski le confió a Nadezhda von Meck lo siguiente: «aparentemente ahora [Rimski-Kórsakov] está pasando por una crisis y cómo acabará será difícil de predecir. O bien surge de él un gran maestro o quedará atrapado al final por sus trucos contrapuntísticos».

Retrato de Mijaíl Glinka de Iliá Repin. Rimski-Kórsakov se atribuyó el haber editado las partituras de Glinka, lo que contribuyó a llevarlo de nuevo a la música moderna.

Dos proyectos hicieron que Rimski-Kórsakov se centrara menos en hacer música de estilo académico. El primero de ellos fueron dos colecciones de canciones populares en 1874. Transcribió cuarenta canciones rusas para voz y piano a partir de las interpretaciones del cantante folclórico Tvorti Filípov, a sugerencia de Balákirev. Tras esta recopilación realizó una segunda más ambiciosa de cien canciones que le proporcionaron amigos y sirvientes, o que extrajo de colecciones raras o descatalogadas. Posteriormente, Rimski-Kórsakov escribiría que haber realizado este trabajo tuvo una gran influencia en él como compositor; además le proporcionó una ingente cantidad de material al cual podría recurrir en futuros proyectos, bien para citarlos directamente o como modelos para componer pasajes «fakelóricos» (del inglés fake, falso, traducido como «pseudo-folclore» o «folclore de pega»). El segundo proyecto consistió en la edición de partituras del pionero compositor ruso Mijaíl Glinka (1804–1857) con la colaboración y ayuda de Balákirev y Anatoli Liádov. La hermana de Glinka, Liudmila Ivánovna Shestakova, quería preservar el legado musical de su hermano mediante su publicación e impresión y pagó de su propio bolsillo todos los gastos del proyecto. No se había realizado ningún proyecto similar en la historia de la música rusa, y tuvieron que establecerse y ponerse de acuerdo en pautas y directrices para la edición escolástica de las obras. Balákirev era partidario de realizar cambios en la música de Glinka con el fin de «corregir» lo que él veía como defectos de composición, mientras que Rimski-Kórsakov defendía un punto de vista menos intrusivo, que, finalmente, acabaría prevaliendo. Como posteriormente escribiría: «la oportunidad de trabajar sobre las partituras de Glinka fue una inesperada fuente de aprendizaje para mí. Incluso antes de esto ya conocía y adoraba sus óperas; pero, como editor de las partituras que iban a publicarse, tuve que analizar hasta la última nota, con lo que pude apreciar el estilo e instrumentación de Glinka. Y esto fue un trabajo beneficioso para mí, conduciéndome al camino de la música moderna, tras mis vicisitudes con el contrapunto y un estilo más estricto».

Durante el verano de 1877, Rimski-Kórsakov cada vez reflexionaba más y más sobre la historia corta titulada La noche de mayo de Nikolái Gógol. Era uno de sus cuentos favoritos desde hacía mucho tiempo y su mujer Nadezhda le había estado insistiendo en que escribiera una ópera basada en dicha historia desde el día en que se comprometieron, cuando la leyeron juntos. Las ideas musicales para tal obra databan de antes de 1877, pero ahora surgían con mayor persistencia. En invierno, La noche de mayo obtuvo cada vez más su atención; en febrero de 1878 empezó a componer en serio y acabó la ópera a principios de noviembre de ese año. Rimski-Kórsakov dijo de La noche de mayo que fue de gran importancia porque, a pesar de que la obra contenía bastante música contrapuntísitca, logró «liberarse de los grilletes del contrapunto [cursivas enfáticas de Rimski-Kórsakov]». Ideó la ópera en un idioma que imitaba las melodías populares y lo orquestó de una manera transparente, más del estilo de Glinka.48 Sin embargo, pese a la facilidad con la que escribió esta ópera y la siguiente, La doncella de nieve, de vez en cuando sufría de parálisis creativas en el periodo que va de 1881 y 1888. Se mantuvo ocupado durante este tiempo editando las obras de Músorgski y completando la ópera de Borodín titulada El príncipe Ígor (Músorgski falleció en 1881 y Borodín en 1887).

CÍRCULO BELIÁYEV

Rimski-Kórsakov escribe que entabló relaciones con el mecenas musical en ciernes Mitrofán Beliáyev en Moscú en 1882. Beliáyev pertenecía a un creciente círculo de empresarios nuevos ricos rusos que llegaron a ser mecenas de las artes a mediados y finales del siglo XIX en Rusia, entre los que se cuentan el magnate de los ferrocarriles Sava Mámontov y el fabricante textil Pável Tretiakov. Beliáyev, Mámontov y Tretiakov «querían contribuir notablemente en la vida pública». Los tres habían labrado su camino hasta lograr la fortuna y al ser «eslavófilos» en su perfil cultural creían en la gran gloria de Rusia. Debido a esta creencia, estaban más predispuestos que la aristocracia a apoyar al talento autóctono y más inclinados a ayudar económicamente a artistas nacionalistas por encima de los más cosmopolitas. Esta preferencia era paralela al resurgimiento general del nacionalismo y la «rusofilia» que era la corriente más extendida en el arte y la sociedad rusas.

Hacia el invierno de 1883, Rimski-Kórsakov era ya asiduo a «los cuartetos de los viernes» (Les Vendredis) que tenían lugar en la casa de Beliáyev en San Petersburgo cada semana. Beliáyev, quién ya había mostrado un gran interés en el futuro musical del joven Aleksandr Glazunov, alquiló una sala y una orquesta en 1884 para estrenar la Primera Sinfonía (1881) de Glazunov así como una suite orquestal que dicho compositor acababa de componer. Este concierto y los ensayos del año anterior hicieron que Rimski-Kórsakov tuviera la idea de ofrecer conciertos en los que las composiciones rusas fueran las protagonistas, perspectiva que a Beliáyev le parecía excelente. Los Conciertos Sinfónicos Rusos se inauguraron durante la temporada 1886–87, siendo Rimski-Kórsakov codirector junto con Anatoli Liádov. Logró dar por concluida la revisión de la Una noche en el Monte Pelado de Músorgski y la dirigió en el concierto inaugural. Los conciertos poco a poco lo sacaron de su sequía creativa, para los cuales compuso ex profeso sus obras más notables: Scheherezade, el Capricho español y la Obertura de la gran Pascua rusa. Hace referencia en sus memorias que estas obras «muestran un considerable desuso de recursos contrapuntísticos [...] [reemplazados] por un desarrollo poderoso y virtuosístico de cualquier tipo de figuración, sosteniendo el interés técnico de mis composiciones».

Rimski-Kórsakov recibió una petición de consejo y asesoramiento, no sólo sobre los Conciertos Sinfónicos, sino en otros proyectos en los que Beliáyev ayudaba a compositores rusos. «Dentro de las cuestiones puramente musicales resultó que yo era la cabeza del círculo Beliáyev», escribe el compositor. «También Baliáyev me consideraba así, consultándome sobre cualquier cosa y todo el mundo se refería a mí según a ese puesto». En 1884, Beliáyev creó con carácter anual el Premio Glinka y en 1885 fundó su propia editorial de partituras de música, mediante la cual publicó obras de Borodín, Glazunov, Liádov y Rimski-Kórsakov corriendo con todos los gastos. Para elegir a qué compositores había que ayudar económicamente, publicar o interpretar sus obras de los muchos que solicitaban su asistencia, Beliáyev estableció un consejo formado por Glazunov, Liádov y Rimski-Kórsakov. Su función era la de revisar todas las composiciones y solicitudes presentadas y sugerir qué compositores eran merecedores del patrocinio y la atención pública.

El grupo de compositores que ya aglutinaba a Glazunov, Liádov y Rimski-Kórsakov era conocido con el nombre de Círculo Beliáyev, en honor a su benefactor. Dichos compositores eran nacionalistas desde el punto de vista musical, como Los Cinco. Como ellos, creían en un estilo ruso singular de música clásica que empleara temas populares y elementos melódicos, armónicos y rítmicos exóticos, cuyo paradigma es la música de Balákirev, Borodín y Rimski-Kórsakov. Pero, a diferencia de Los Cinco, estos compositores creían en la necesidad de una base académica influida por la música occidental a la hora de componer, la cual Rimski-Kórsakov había inculcado ya durante los años que ejerció en el Conservatorio de San Petersburgo. En comparación con los compositores revolucionarios del Círculo Balákirev, a Rimski-Kórsakov le pareció que los del Círculo Beliáyev eran «progresivos [...] eso, unido a una gran considearción a la perfección técnica, pero [..] al mismo tiempo abriendo nuevos caminos, de manera más segura, aunque no tan rápidamente [...]».

MAYOR CONTACTO CON CHAIKOVSKI

En noviembre de 1887, Chaikovski llegó al Conservatorio de San Petersburgo a tiempo para asistir a varios de los Conciertos Sinfónicos Rusos. Uno de ellos incluía una interpretación completa de su Primera Sinfonía, subtitulada Sueños de invierno, en su última versión. Otro concierto estuvo protagonizado por el estreno de la Tercera Sinfonía de Rimski-Kórsakov en una versión revisada. Rimski-Kórsakov y Chaikovski intercambiaron correspondencia antes de la visita y pasaron mucho tiempo juntos, también en compañía de Glazunov y Liádov.

Aunque Chaikovski ya había sido un huésped habitual en casa de Rimski-Kórsakov desde 1876, y que en un momento dado se ofreció a organizar el nombramiento de Rimski-Kórsakov como director del Conservatorio de Moscú, esto supuso el comienzo de una relación mucho más cercana entre ambos. «En cuestión de dos años», escribe Rimski-Kórsakov, «las visitas de Chaikovski se volvieron mucho más frecuentes».

Durante estas visitas y sobre todo en público, Rimski-Kórsakov se ocultaba tras una máscara de simpatía. En privado, la situación se le antojaba complicada emocionalmente y le confesó sus miedos y temores a su amigo, el crítico musical moscovita Semión Krúglikov. Estaba fresco en el recuerdo la tensión entre Chaikovski y Los Cinco sobre las diferencias en sus filosofías musicales; tensión tan aguda que Modest, el hermano de Chaikovski, compara su relación en esa época como «la de dos Estados vecinos y amigos [...] preparados cuidadosamente para encontrarse en terreno neutral, pero guardando celosamente sus intereses particulares». Rimski-Kórsakov observaba, no sin evitar sentirse irritado, como Chaikovski cada vez era más y más popular entre sus propios seguidores. Esta envidia personal se tornó también en profesional, dado que la música de Chaikovski ganaba popularidad por momentos entre los compositores del Círculo Beliáyev y permaneció en conjunto más exitosa que la de él. A pesar de todo, cuando Chaikovski asistió a la fiesta del santo de Rimski-Kórsakov en mayo de 1893, éste le preguntó a Chaikovski personalmente si querría dirigir cuatro conciertos de la Sociedad Musical Rusa en San Petersburgo durante la siguiente temporada. Tras pensárselo detenidamente, aceptó. Su muerte repentina a finales de 1893 evitó que cumpliera con su compromiso en su totalidad, no obstante, en la lista de obras que había pensado dirigir se contaba la Tercera Sinfonía de Rimski-Kórsakov.

ÚLTIMOS AÑOS

En marzo de 1889, el «teatro ambulante Richard Wagner» de Angelo Neumann llegó a San Petersburgo, ofreciendo cuatro ciclos de El anillo del nibelungo bajo la dirección de Karl Muck. Los Cinco habían ignorado la música de Wagner, pero dicha obra impresionó a Rimski-Kórsakov, que quedó asombrado con su dominio de la orquestación. Asistió a los ensayos con Glazunov e iba siguiendo la partitura. Tras escuchar estas interpretaciones, Rimski-Kórsakov se dedicó prácticamente sólo a componer óperas por el resto de su vida creativa. El cómo empleaba Wagner la plantilla instrumental influyó en su orquestación. La primera manifestación de esto fue el arreglo que hizo de la polonesa de la ópera Borís Godunov de Músorgski con el fin de emplearla en conciertos en 1889.

En 1892 Rimski-Kórsakov padeció una segunda sequía creativa, debido a una enfermedad psicosomática. Se solía poner colorado, tenía pérdidas de memoria, confusiones y desagradables obsesiones, que lo llevaron al diagnóstico médico de neurastenia. Las crisis dentro del círculo familiar de Rimski-Kórsakov podrían haber sido el factor desencadenante: las graves enfermedades de su mujer y uno de sus hijos debido a la difteria en 1890, las muertes de su madre e hijo de menor edad, así como el comienzo de una prolongada y finalmente fatal enfermedad de su segundo hijo más joven. Dejó sus puestos tanto en los Conciertos Sinfónicos Rusos como en la Capilla de la Corte de San Petersburgo105 y se planteó dejar de componer para siempre. Tras realizar la tercera versión del cuadro musical Sadkó y la ópera La doncella de Pskov, dio por cerrada su cuenta musical con el pasado, ninguna de sus obras previas a La noche de mayo conservaba su edición original.

Fue otro fallecimiento la causa que lo llevó de nuevo a componer. La defunción de Chaikovski se presentó como una doble oportunidad, por un lado compondría para los Teatros Imperiales y además una ópera basada en la historia corta de Nikolái Gógol titulada La noche de Navidad (Nochebuena), una obra en la que Chaikovski también se había inspirado para componer su ópera Vakula el herrero. El éxito de la ópera La noche de Navidad lo animó a completar una ópera cada 18 meses de media entre 1893 y 1908, con un total de once a lo largo de este periodo.78 También comenzó otro esbozo sobre su tratado de orquestación que finalmente abandonó,62 pero hizo un tercer intento y lo dejó casi acabado en sus últimos cuatro años de vida (lo completaría su yerno Maksimilián Steinberg en 1912). El tratamiento científico y académico de la orquestación que hace Rimski-Kórsakov, ilustrado con más de 300 ejemplos de su obra, sigue siendo una obra de referencia para los textos de su categoría.

En 1905, hubo manifestaciones en el Conservatorio de San Petersburgo como parte de la Revolución de 1905; éstas, escribe Rimski-Kórsakov, fueron desencadenadas por disturbios de la misma índole en la Universidad Estatal de San Petersburgo, en la que los estudiantes solicitaban reformas políticas y el establecimiento de una monarquía constitucional en Rusia. «Fui elegido como miembro del comité que debía solventar las diferencias con los agitados pupilos», recuerda; sin embargo, tan pronto como el comité se hubo formado, «se recomendaron todo tipo de medidas para que los cabecillas fueran expulsados, alojar a la policía en el conservatorio o cerrar el conservatorio entero». Considerado a sí mismo de siempre un liberal en lo político, escribió que sentía que alguien debía proteger el derecho de los estudiantes a manifestarse, especialmente cuando las disputas y riñas con las autoridades cada vez eran más violentas. En una misiva abierta, se puso de lado de los estudiantes en contra de lo que él veía como una interferencia sin justificación alguna en la dirección del conservatorio y la Sociedad Musical Rusa. En una segunda carta, esta vez firmada por todo el cuerpo docente Rimski-Kórsakov inclusive, exigía la dimisión del director del conservatorio. En parte debido a las consecuencias de ambas cartas, escribe, aproximadamente 100 alumnos fueron expulsados y él fue destituido de su cátedra. Justo antes de que la dimisión fuera efectiva, Rimski-Kórsakov recibió una carta de uno de los miembros de la directiva del centro, sugiriéndole que tomara la dirección con fines de calmar el descontento estudiantil. «Probablemente el miembro de la directiva que envió la carta representaría una opinión minoritaria, pero la firmó de todas formas» escribe. «Respondí con una negativa».

No mucho después de la destitución de Rimski-Kórsakov, una producción estudiantil de su ópera Kaschéi, el inmortal no fue seguida del concierto que estaba programado sino por una manifestación política, que provocó que la obra de Rimski-Kórsakov fuera prohibida por la policía. A consecuencia, gracias en parte a la cobertura que hizo la prensa de estos eventos, inmediatamente surgió por toda Rusia y el extranjero una ola de indignación frente a la prohibición; liberales e intelectuales inundaban la residencia del compositor con cartas de apoyo y simpatía, e incluso campesinos que nunca habían oído una sola nota de la música de Rimski-Kórsakov enviaron pequeñas donaciones monetarias. Varios miembros del profesorado del Conservatorio de San Petersburgo renunciaron a su empleo en señal de protesta, incluyendo Glazunov y Liádov. Al final, unos 300 estudiantes abandonaron el conservatorio en señal de solidaridad con Rimski-Kórsakov. Hacia diciembre había sido rehabilitado en su cargo bajo un nuevo director, Glazunov; pero se retiró en 1906. La controversia política continuó con su ópera El gallo de oro. Su crítica implícita a la monarquía, al imperialismo ruso y a la Guerra Ruso-Japonesa daban escasas posibilidades a que pasaran la censura. El estreno se retrasó hasta 1909, después del fallecimiento del compositor, e incluso entonces se interpretó en una versión adaptada.

En abril de 1907, Rimski-Kórsakov dirigió un par de conciertos en París, ofrecidos por el empresario Serguéi Diáguilev, poniendo de relieve la música de la escuela nacionalista rusa. Dichos conciertos tuvieron un gran éxito a la hora de popularizar la música clásica rusa de este género en Europa, particularmente la de Rimski-Kórsakov. Al año siguiente, su ópera Sadkó fue puesta en escena en la Ópera de París y La doncella de nieve en la Opéra-Comique.

También tuvo la oportunidad de escuchar los últimos estrenos de compositores europeos. Silbó sin tapujos tras escuchar la ópera de Richard Strauss Salomé y le dijo a Diáguilev tras escuchar la ópera Pelléas et Mélisande de Claude Debussy: «¡no me hagas escuchar todos estos horrores o acabarán gustándome!» El hecho de escuchar dichas obras le permitió comprender su lugar dentro de la música clásica. Admitió ser «un kuchkista convencido» (en alusión al término kuchka (puñado), una manera en ruso de referirse a Los Cinco) y que sus obras pertenecían a una era cuyas tendencias musicales ya habían quedado atrás.

Desde principios de 1890, Rimski-Kórsakov venía padeciendo angina de pecho. Este mal al principio lo iba desgastando lentamente, pero el estrés que le ocasionaron los sucesos que tuvieron lugar en la Revolución de 1905 y sus secuelas aceleraron el proceso. A partir de diciembre de 1907, su enfermedad era de gravedad y ya no podía trabajar. Falleció en 1908 en su finca de Liúbensk cerca de Luga (hoy en día Pliúski, distrito de la Óblast de Pskov, y fue enterrado en el Cementerio Tijvin en el Monasterio de Alejandro Nevski de San Petersburgo, cerca de las tumbas de Borodín, Glinka, Músorgski y Stásov.

* Información obtenida de Wikipedia.

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